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Catalina Montesinos

 

 

La afamada plañidera

Para conocer un poco más a Catalina tenemos que adentrarnos en las mujeres del Siglo XVIII. 

A comienzos de ese siglo ser mujer era sinónimo de analfabeta y dedicarte por completo a tu esposo o incluso al propio padre. 

 

Catalina es una mujer de mediana edad que procede de una familia humilde y que poco a poco y gracias a su profesión va haciéndose hueco en la alta sociedad. Aprovechando la coyuntura y el nombre de su marido al enviudar, consigue asentarse entre las clases más acomodadas de la provincia, al contrario que su madre, su abuela y sus antepasadas que ejercían de plañideras de un modo más modesto. 

 

Catalina es una mujer fuerte, astuta, ambiciosa, por eso ha llegado a donde quería, con un corazón de hielo y de fuerte temperamento.

Viste siempre de negro, por el luto riguroso de demostrar la fidelidad hacia su marido difunto y cómo no, por la vestimenta obligada al ritual establecido para ejercer como plañidera en todos los entierros. 

 

En esa época en la casa se producía la mayor parte de lo necesario para subsistir y casi todos los miembros de la familia colaboraban en casa. Es por eso que Catalina sabe hacer prácticamente de todo, coser, bordar, cocinar, lavar la ropa, etc. Las mujeres solían tener doble trabajo, el doméstico y en la industria rural, aunque para Catalina ser plañidera le había dado ciertos prestigios. 

 

 

Siempre ha querido transmitir la profesión a sus hijas, Mercedes y Blanca, al igual que hicieron con ella, su madre, su abuela y así sucesivamente, pero lo que no sabe, y para eso se debe de ir al centro de la novela, es que el destino le tiene preparado otro camino muy diferente al que ella había planeado. 

 

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